No soy demasiado amigo de los «días de…» me parecen un burdo invento para que nos gastemos el dinero. Véase el día del padre, de la madre y el de los enamorados.
Pero con Sant Jordi no tengo este sentimiento, supongo que gastarme el dinero en libros y flores me deja buenas sensaciones y el buen ambiente general que se vive en la calle ayuda a que este día sea especial.
Para este año creo que le voy a decir a Mireia que me compre El Juego del Ángel de Carlos Ruiz Zafón. Aunque también son buenos candidatos «Un mundo sin fin» la segunda parte de «Los Pilares de la tierra» de Ken Follett o «La Bodega» de Noah Gordon o «El niño con el pijama de rayas» de John Boyne.
Después de leerme La Sombra del Viento y Marina, no puedo resistirme a leer su última obra. Se que corro el enorme riesgo de ser defraudado y es posible que no cumpla con las expectativas creadas por la Editorial Planeta, que ha montado una campaña sin precedentes en España (¡me ha salido un pareado!). Es por eso que he intentado mantenerme totalmente el margen y no he querido prestar atención absolutamente a nada de lo que han hablado del libro en gran cantidad de medios.
Por lo general, los libros ambientados en Barcelona me encantan, sobretodo en la Barcelona que yo no conocí y de la que tanto me hablan mis padres. Por eso devoré los libros de la serie Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán y tiempo después llegó a mis manos, casi por casualidad, La Sombra del Viento…
Fue otro día de Sant Jordi y estaba volviendo loca a Mireia ya que no me decidía sobre que libro comprar. Lo cogí casi por casualidad y la lectura de la contraportada me cautivó. No había escuchado hablar de Carlos Ruiz Zafón (tampoco es extraño ya que disto mucho de ser un experto lector) pero me llamó la atención la historia y encima estaba ambientada en Barcelona. Para colmo, cuando ya nos íbamos, lo vi sentado en una de las garitas que El Corte Inglés de Diagonal dispone para la firma de libros y la fila no pasaba de las 3 personas. Normal, no era un autor conocido y cómo supe después, tampoco habían apostado demasiado por él. Entonces y para sorpresa de Mireia, decidí hacer cola para que me firmara el libro.
Cuando fue mi turno, le dije «no he leído absolutamente nada sobre usted y no tengo ninguna referencia. Espero que me guste«. Puso cara de sorprendido y se lanzó sobre el libro para firmarme algo así cómo «Para Dani, espero que disfrutes del descubrimiento y poder contar en el futuro con un fiel lector«.
No puedo reproducir exactamente lo que escribió ya que el libro ya no lo tengo, y no creo que lo recupere jamás. Se lo robaron a mi madre, que lo estaba leyendo en una de las salas de espera del Hospital Clínic. La llamó el médico para darle novedades sobre el estado de mi padre y con las prisas, se lo dejó encima de uno de los radiadores de calefacción. No tardó más de 5 minutos, pero fue demasiado tarde… Cuando volvió ya no estaba y por más que preguntó, nadie había visto el libro.
Sabía el cariño que le tenía al libro y desde ese día tiene una espina clavada con el tema. Este año creo que ya se cual va a ser el libro que me regale : )
Y después del rollo…
¡FELICIDADES A TODOS LOS JORDIS, JORGES, GEORGINAS O GEORGIAS!
¡Y UNA ROSITA PARA TODAS LAS MUJERES DE MI VIDA!
Más información: La leyenda de Sant Jordi
Pd: Espero que la persona que se llevara el libro en el Hospital Clínic lo disfrute tanto o más que yo. Aunque si mis maleficios han dado resultado, seguramente lo ha leído pegadito a la taza del water… Cada vez que me acuerdo, le deseo 100 días de gripe intestinal galopante.